La misteriosa becada
La becada es un ave migratoria con muchas particularidades que la hacen muy especial entre sus familiares más cercanos. Es la única especie limícola que está ligada a costumbres terrestres y no acuáticas, a diferencia de otras aves de limo o lodo como los zarapitos o los andarríos.
Sus características principales son su largo pico puntiagudo y sus grandes ojos negros localizados muy atrás en los laterales de la cabeza. Estos ojos son los que la dotan de una gran visión de 360º, cualidad que la hace todo un reto cinegético. Su peso ronda los 300 gramos y tiene un tamaño mediano de alrededor de 30 centímetros. No tiene dimorfismo sexual, lo que significa que no hay diferencias aspectuales entre machos y hembras.
Su plumaje es marrón jaspeado, con tonos rojizos y en distintas tonalidades, que la hacen propicia a un buen camuflaje en la hojarasca. Todas estas aptitudes la hacen huidiza y misteriosa, todo un reto para cualquier apasionado de la caza.
Comportamiento y localización
Debido a su condición salvaje y de comportamiento misterioso, la becada es llamada “dama del bosque” y es para muchos la joya de la caza menor. Es un animal migratorio que tiene tendencia a regresar a su lugar de nacimiento o de invierno. Se quedan a pasar la temporada invernal si los lugares son apropiados, acogedores y, sobre todo, si disponen de abundante comida. Las becadas introducen su pico en el terreno blando y capturan larvas y lombrices, que son la base de su dieta (aunque también se alimentan de semillas).
En España la podemos encontrar principalmente en las zonas boscosas del norte, e incluso puede estar presente en frondosos bosques centrales como pinares, castañares, abetales o encinares. Su entorno ideal son los lugares con mucha frondosidad de vegetación y con un suelo blando con gran capa de humus. Que haya una pradera en las proximidades con ganado vacuno es de su agrado, allí o en sus alrededores tendremos altas posibilidades de encontrarla.
Cazar a “la dama del bosque”
Es un ave que levanta pasiones por su dificultad y genera hermosos lances. Es todo un desafío al que se suman las condiciones meteorológicas adversas y el difícil terreno. La mejor temporada para hacerse con ellas es de los meses de octubre a febrero y podrás encontrarlas en distintos sitios según la climatología:
- En los días fríos de invierno se localizan donde dan los primeros rayos de sol y al resguardo del viento
- En jornadas menos frías se las suele ver frecuentar las orillas de ríos y arroyos
- Si ha habido un incendio es fácil que puedas encontrarlas buscando gusanos en madera podrida
Es un ave sumamente querenciosa que, si se la espantó “sin hacer mucho ruido”, volverá al mismo sitio. Conociendo este rasgo de su comportamiento, cuando hayamos encontrado una zona con becadas que se nos han ido (por fallar el tiro o porque nos pillaron desprevenidos) volveremos al mismo lugar una hora más tarde.
Nos acercaremos con cuidado, ya que al estar inquieta se levantará a la primera de cambio o correrá para volverse a levantar fuera de tiro. Hay que tomar la referencia y entrar despacio, de forma que cuando empiece el vuelo la veamos durante el mayor tiempo posible y así poder disparar con garantía de éxito.
Perros becaderos
A pesar de que requiere un gran esfuerzo cazarlas, el perro es el verdadero protagonista de esta captura. En un principio suelen ser perros de muestra como los setter inglés, pero puede valer cualquier raza mientras esté bien entrenado.
El perro becadero ha de saber mantener la muestra sin levantar la pieza hasta que llegue el cazador. Los cazadores, al tratarse de zonas muy frondosas y de poca visibilidad, suelen ponerle una campanilla al perro, para que cuando pare de sonar se sepa que está en muestra. El cobro, por su parte, ha de ser excepcional, no dejándose una pieza por cobrar, por herida que se encuentre.
Un perro de becadas ha de tener una gran pasión por la caza, ya que tiene que enfrentarse a terrenos abruptos con mucho coraje. Ha de ser un perro con gran olfato y capacidad para encontrar la mimetizada ave.
Prueba de campo
En esta ocasión, Asturias fue el terreno donde tuvimos la ocasión de disfrutar de esta cacería. Y como bien sabéis, no es un terreno fácil... zarzas y barro haciendo que nuestros paso se convirtieran en todo un desafío.
En esta situación, no hay Goretex que aguante. Estas botas fueron indispensables durante los 2 días de cacería para mantenernos secos y en perfecto estado para seguir cazando.
Para ello, recomendamos estas botas de agua.
Del bosque a la mesa
Una vez finalizada la jornada toca disfrutar de ellas y de su gran sabor. Una de sus peculiaridades es que es de las pocas aves que se cocina completa, sin desechar nada. Es una especie deliciosa y uno de los platos de temporada con mayores propiedades nutricionales. A continuación te enseñaremos la manera más fácil y tradicional de cocinar tu becada asada:
Ingredientes:
- 4 becadas enteras, desplumadas hasta la misma cabeza y sin eviscerar
- Sal fina
- 3 cucharadas soperas de mantequilla
- 2 dientes de ajo
- 100 g de terrina de foie-gras
- 4 rebanadas finas de pan moreno tostadas
Preparación
- Cortar las becadas de alas a patas dejando solo el dedo más largo.
- Quemar con una llama el plumón que se haya podido quedar y atar fuerte con bridas.
- Salarlas al gusto.
- Meterlas en la cazuela con 2 cucharadas soperas de mantequilla y los 2 dientes de ajo.
- Dorarlas a fuego fuerte, sin dejar de rebozarlas en su propia grasa durante 5 minutos.
- Retirarlas del fuego y dejarlas reposar unos minutos.
- Apartar la cazuela del fuego y dejarla a un lado con la grasa y los jugos en su interior.
- Separar pechugas y patas, cortar el cuello a las cabezas y partir estas cabezas en dos a lo largo del sentido del pico.
- Colocar en una placa rectangular las becadas, a un lado del fuego, para que se mantengan calientes.
- Meter las carcasas al horno (200°C) y dejarlas unos 5 minutos.
- Al cabo, sacarlas y vaciar con una cuchara el interior, mezclándolo con la terrina de foie-gras.
- Pasar esta pasta a través de un chino fino, y untar las tostadas finas y alargadas de pan moreno con esta pasta, como si de una tosta se tratara.
- Colocar de nuevo la cazuela baja al fuego con la sopera restante de mantequilla.
- Darle fuego fuerte, y meter las becadas trinchadas por el lado de la piel y las cabezas en 2 mitades por el lado plano.
- Rociarlas constantemente con su grasa, ayudándonos de una cuchara, hasta que queden doradas y no se nos pasen de punto.
- Escurrirlas, sazonarlas con sal y acomodarlas en unos platos calientes, junto a las tostadas untadas anteriormente. Servir.
Si quieres saber más sobre la becada no te pierdas nuestra serie Wild Menor, ya disponible en este enlace: ver serie de caza menor.
Autor: María Balletbó