La caza del zorro en Inglaterra
La caza del zorro es una práctica que ha suscitado debates durante siglos en el Reino Unido, especialmente en Inglaterra, donde sus orígenes se remontan a tiempos muy antiguos. Esta actividad fue más que un simple pasatiempo para la aristocracia; estuvo profundamente ligada al control de las plagas y la preservación de las cosechas de los agricultores. Sin embargo, su evolución ha llevado a una prohibición parcial que, aún hoy, continúa dividiendo opiniones entre defensores de la tradición y animalistas.
Origen de la Caza del Zorro: Tradición Aristocrática
El inicio de la caza del zorro se sitúa a mediados del siglo XVIII, en una Inglaterra medieval y renacentista, cuando la caza mayor estaba reservada exclusivamente para la realeza. Montados en caballos, acompañados de jaurías de perros y armados con lanzas, los nobles salían en busca de animales salvajes como símbolo de poder y estatus social.
La primera cacería formal de zorros fue organizada por el segundo duque de Buckingham, un personaje histórico cuya pasión por la caza fue, irónicamente, la causa de su muerte. En 1685, sucumbió a un resfriado que contrajo mientras participaba en una cacería. Desde entonces, la caza del zorro se consolidó como un deporte de la nobleza y de las clases más altas, quienes encontraron en esta actividad un entretenimiento exclusivo.
Del Deporte a la Protección
Si bien la caza del zorro era vista como un deporte elitista, sus defensores argumentaban que también ayudaba a proteger las especies y controlar las plagas. Los agricultores ingleses apoyaban este argumento, ya que consideraban a los zorros como una amenaza para sus cultivos y ganado. Al ser animales nocturnos y cautelosos, los zorros solían atacar bajo el amparo de la oscuridad, lo que generaba la necesidad de mantener sus poblaciones bajo control.
No obstante, también había voces críticas que cuestionaban la ética de esta práctica. Mientras los cazadores justificaban la actividad como una necesidad para el equilibrio del ecosistema rural, los detractores veían la caza del zorro como una tradición cruel y sangrienta.
La Prohibición en Inglaterra
A pesar de su arraigo cultural, la caza del zorro con jaurías se prohibió en 2005 bajo el gobierno del primer ministro laborista Tony Blair. La ley estableció que no se podía utilizar más de dos perros para cazar, y que debía emplearse una escopeta. Esta decisión generó una gran controversia, especialmente entre los cazadores y las sociedades de campo, que veían la prohibición como un ataque a una de las tradiciones más antiguas de Inglaterra.
La llamada Alianza del Campo se convirtió en una poderosa fuerza opositora, uniendo a 268 sociedades de caza ya medio millón de miembros. Esta coalición está organizando revueltas y protestas, exigiendo la derogación de la ley, aunque sin éxito. Sin embargo, una enmienda en la ley permitió que se siguieran organizando cacerías de zorros en Gales e Inglaterra, manteniendo viva la tradición bajo ciertas restricciones.
La Controversia Continua
A lo largo de los años, la caza del zorro ha seguido siendo un tema candente. Las batallas entre cazadores y animales continúan cada año, especialmente durante las festividades de caza en las que los zorros siguen siendo el objetivo. Mientras los primeros sostienen que la práctica es parte del patrimonio cultural y una herramienta de gestión del ecosistema, los segundos denuncian el sufrimiento innecesario que esta actividad inflige a los animales.
En 2019, el tema volvió a ocupar titulares cuando Jeremy Hunt, político conservador y aspirante a líder del partido, expresó en un podcast del diario The Telegraph su apoyo a la legalización de la caza del zorro, reavivando así el debate. Sus declaraciones provocaron una ola de reacciones tanto a favor como en contra, y pusieron de manifiesto la persistente división que existe en torno a este tema.
La caza del zorro es, sin duda, una parte integral de la historia inglesa, profundamente arraigada en su cultura y en las tradiciones de las clases altas. Desde sus orígenes como deporte elitista hasta su prohibición en el siglo XXI, la práctica ha pasado por Múltiples transformaciones, sin dejar de ser objeto de intensos debates. La figura del príncipe Carlos, hijo de la reina Isabel II, quien durante años fue un ferviente defensor de esta tradición, simboliza la longevidad de la caza del zorro en las esferas más altas de la sociedad británica.
A medida que la sociedad avanza y los derechos de los animales adquieren mayor importancia, el futuro de la caza del zorro sigue siendo incierto. Lo que está claro es que, sea cual sea el diseño, este tema seguirá siendo motivo de controversia en la política y la cultura británicas.