La caza del venado de montaña
El venado o ciervo rojo es una de las especies más emblemáticas de nuestra fauna ibérica junto a grandes mamíferos como el jabalí o el corzo, además de uno de los animales más buscados y soñados por los grandes cazadores. En España podemos encontrar venados en muchos puntos de nuestra geografía, de norte a sur, pero nada tiene que ver la modalidad de caza en montería con los recechos en las lluviosas sierras.
Cada vez son más los amantes de la naturaleza que dejan atrás el gentío de las monterías para sumergirse de lleno en la caza en solitario. Esta modalidad de rececho de montaña de ciervos ha cobrado valor y en este blog te contamos un poco más sobre este ungulado, zonas de caza, costumbres y consejos que seguro que harán de tu rececho una experiencia inolvidable.
Conoce al venado y su cuerna
En la Península hay quien habla de dos subespecies de ciervo, la primera en el sureste y de menor tamaño y la otra subespecie es la que ocupa el resto del territorio. No está demostrado con certeza, porque, como pasa con la cabra, varía su morfología según la temperatura, geografía, alimentación y otros factores. Lo que sí que está patente es que hay un claro dimorfismo sexual tanto en tamaño (hembras más pequeñas como en el resto de mamíferos), como en la cornamenta que poseen los machos. A ambos les recubre un pelo marrón o colorado que se vuelve más grisáceo en épocas de frío, al igual que los corzos.
Su cornamenta va evolucionando con los años y adquiere una serie de nombres:
- Gabato: ciervo joven de primer año, aún sin astas.
- Vareto: tiene cuernas pero no astas, son dos varas que salen con un año ya cumplido.
- Horquillero: es el macho de dos años con una pequeña ramificación en la base o más alto de su cuerna.
- Venado: en el momento que cuenta con roseta y seis o más puntas.
El rey de la sierra ¿Dónde encontrarlo?
Como hemos mencionado con anterioridad, el ciervo de montería no es el mismo que el de rececho en montaña, que es el que nos interesa en este artículo. Este ungulado se puede encontrar en diversos puntos de los accidentes geográficos de España entre los que cabe destacar la montaña palentina, la cordillera Cantábrica, Cazorla (Jaén), sierra de Boumort (Lleida) o en Zamora.
La mejor época para cazarlo es la berrea, en invierno los ciervos “desaparecen” como si se los hubiese tragado la tierra, es por ello que en otoño hay que aprovechar que van detrás de las hembras. Son animales territoriales, por lo que no es de extrañar encontrarse el mismo venado en el mismo cortadero que el año anterior y más cuando son mayores. Hay que tener en cuenta que en esta época mandan las hembras, a las que persigue el macho, por eso no es de extrañar que se espante y al día siguiente vuelva a estar con las ciervas.
Estos grandes ungulados dejan marcas por todo su territorio, el desmogue es la más clara, pero en otoño, si somos curiosos y buenos cazadores, podremos ver cómo han pelado los árboles rascándose (incluso dejando pelos en los denominados escodaderos), huellas y revolcado en balsas o fuentes.
Los machos grandes gastan mucha energía en disputas con otros, por lo que un buen lugar para buscarlos es en la sombra de un árbol o en una umbría buscando frescor. Aunque hay que tener en cuenta que los ciervos más adultos son los que son más precavidos y cuidadosos a la hora de dejarse ver o dejar rastros. La berrea de estos mamíferos más longevos suele ser a última hora de tarde.
En este episodio de nuestra serie “La Caza Sin Límites” podrás disfrutar de nuestra jornada de caza en busca de un venado de la salvaje montaña palentina, ¿conseguiremos hacernos con él?
Rececho de invierno
Si no quieres centrarte en la berrea y decides sumergirte de pleno en un rececho bajo cero, has de saber que los grandes machos en acabar el celo se desvanecerán en lo más profundo de nuestros montes. El frío hace que esperen con ansia los primeros rayos de luz del amanecer, por lo que hay que buscarlos en los amaneceres de las solanas. Con el viento, sucede lo que estás intuyendo, se resguardan en abrigos, pero sin dejar lejos los riscos para huir en una situación de alerta.
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Autor: María Balletbó