Montería de Jóvenes
El pasado sábado 12 de noviembre, tuvo lugar en una localidad de Guadalajara, una montería de jóvenes cazadores. La media de los asistentes no superaba los 26 años de edad y fue constituida tanto por hombres como por mujeres.
La cacería abarcaba una gran mancha de terreno que acogía 40 puestos en los que únicamente podía haber un acompañante. Era obligatorio el uso de chaleco reflectante, todos los asistentes aportaron la documentación necesaria para la actividad y nadie se movió del puesto antes de tiempo. Por tanto, a pesar de la apariencia de una montería de gente inexperta por su corta edad, se tomaron las medidas necesarias y todo se desarrolló sin incidentes y con total normalidad. Esto hizo del día una experiencia única e inolvidable de campo.
Empieza la montería
El encuentro empezó a las 7:00 de la mañana en un pueblo de las proximidades de la finca, concretamente en un pabellón que habilitó el propio alcalde. Aquí se realizó el sorteo de los puestos, esto se hizo alejado de la zona de caza para no molestar a las reses. Posteriormente tuvo lugar el desayuno, un momento perfecto para charlar y conocer a tus compañeros. La cita fue tan temprana para facilitar la labor de los protagonistas del evento, los perros rehaleros. Se pretendía no pillar las horas más calurosas del día, facilitando así su labor en el monte.
A las 8:30, los armeros fueron repartidos en su lugar asignado dentro de la finca con todoterrenos. El reparto se realizó en poco más de una hora y tras esto, se inició la suelta de rehalas. Concretamente fueron seis, todas ellas provenientes de la provincia y con unos perros magníficos. En cuanto a los puestos, estaban muy bien distribuidos y no se veían de unos a otros, por lo que los hacía muy seguros.
Fue increíble además la cantidad de animales que se llegaron a divisar en la mancha, como ciervas, corzos y grandes machos monteses. A pesar de esta gran diversidad, sólo se podían abatir venados y jabalíes.
Una vez finalizada la montería, los postores recogieron a cada integrante en orden y se dirigieron a la comida que se organizaba en la casa del coto. Se apañaron los dos jabalíes abatidos y se enviaron las muestras a los veterinarios, para asegurar que no tienen ninguna enfermedad y poder ser consumidos. En la comida se intercambiaron interesantes tertulias sobre la jornada y experiencias cinegéticas. Además hicimos un pequeño showroom de nuestros productos Young Wild que gustó bastante a los participantes.
Con este tipo de concentraciones se refleja la importancia que tiene este sector para la gente joven y se apuesta además por una buena práctica de la actividad. La caza tiene continuidad de generación en generación y estos jóvenes son un gran ejemplo de ello.
Autor: María Balletbó