Cómo saber la edad de un corzo

El corzo (Capreolus capreolus) es una especie fascinante, tanto por su comportamiento como por su evolución física a lo largo del tiempo. Estimar su edad con precisión no es tarea sencilla, ya que cada ejemplar puede desarrollarse de forma diferente según su genética, alimentación y entorno. Sin embargo, con una observación atenta y el uso combinado de varios indicadores (comportamiento, morfología, pelaje y especialmente dentición) es posible hacer una aproximación bastante acertada. A continuación, te presentamos una guía detallada organizada por rangos de edad, para ayudarte a identificar en qué etapa de vida se encuentra un corzo.
Corzos de menos de 1 año (Crías y corcinos)
Durante los primeros meses de vida, los corcinos presentan características muy evidentes. Su tamaño es pequeño, su cuerpo es esbelto y el pelaje es rojizo con manchas blancas, especialmente en primavera y verano. Estas manchas desaparecen progresivamente a medida que crecen. Su comportamiento es muy dependiente de la madre, permanecen ocultos la mayor parte del tiempo y apenas muestran actividad independiente. No poseen cuerna ni señales de rosetas en la frente. Si se tiene acceso a la mandíbula, se observará que todavía están en pleno desarrollo dental. A nivel práctico, los corcinos rara vez son confundidos con ejemplares mayores debido a su aspecto claramente juvenil.

Corzos de 1 a 2 años
En esta etapa, el corzo ya ha superado la fase de cría, pero aún se considera un animal joven. Su cuerpo es más desarrollado, aunque todavía conserva una complexión delgada. La cuerna comienza a aparecer en forma de botones o pequeñas estructuras simples, en ocasiones bifurcadas si el desarrollo ha sido favorable. Las rosetas permanecen horizontales y poco marcadas. El comportamiento de los corzos de esta edad suele ser más inocente y confiado. Se mueven durante el día con más frecuencia que los adultos y todavía no muestran la precaución típica de los ejemplares más maduros. El pelaje es más uniforme, pero su cara tiende a ser oscura, especialmente en la zona frontal. A nivel dental, el tercer premolar presenta tres cúspides, lo que indica claramente que el ejemplar tiene menos de 14 meses, aunque esta característica puede observarse incluso un poco más allá si no se ha completado el recambio dentario. La dentición empieza a establecerse completamente hacia los dos años.

Corzos de 2 a 3 años
Los corzos en este rango se encuentran en una etapa de transición. Comienzan a desarrollar una cuerna más definida, con puntas y estructuras ya reconocibles. Sin embargo, estas cornamentas aún no alcanzan la robustez ni el volumen de los adultos. Los pivotes de la cuerna empiezan a ensancharse y a adquirir algo más de base, pero siguen siendo altos. Las rosetas se mantienen horizontales o apenas inclinadas. El cuerpo empieza a ensancharse ligeramente, aunque el cuello todavía no es macizo. A nivel de comportamiento, estos corzos se vuelven un poco más cautos, aunque aún no desarrollan completamente el instinto de los ejemplares veteranos. En invierno, su pelaje se vuelve más espeso, pero el cambio de pelo aún se produce relativamente temprano. En la mandíbula, el tercer premolar ya muestra dos cúspides, y el desgaste en los molares es muy leve, lo que permite situarlos con cierta seguridad en esta franja de edad.

Corzos adultos de 3 a 6 años
Aquí encontramos a los corzos en su plenitud física. Presentan un cuerpo compacto, musculoso, con el cuello ancho y macizo, especialmente en la época de celo. Las rosetas se inclinan visiblemente hacia los lados y la cuerna suele estar bien desarrollada, con pivotes bajos y anchos, una masa notable y rugosidades o perlas marcadas. El comportamiento cambia notablemente: son animales recelosos, que rara vez se exponen durante el día. Suelen dejarse ver en las primeras y últimas horas de luz. El color del pelaje en la cara se torna más grisáceo, especialmente en invierno, y el frontal ya no tiene el tono oscuro característico de los jóvenes. Durante los meses fríos, su pelaje es más denso, y la muda se retrasa más que en los ejemplares jóvenes. Si se analiza la dentadura, se aprecia ya un desgaste moderado en los molares, aunque sin llegar a ser extremo. Esta es la etapa más buscada por cazadores y fotógrafos, ya que los corzos adultos suelen presentar cornamentas completas y espectaculares.

Corzos viejos (más de 6-7 años)
Los corzos veteranos son más difíciles de observar en el medio natural debido a su extrema prudencia. Su complexión puede empezar a deteriorarse, con signos de adelgazamiento, musculatura menos firme y movimientos más lentos. El cuello sigue siendo ancho, pero pierde parte de su tonicidad. La cuerna a veces presenta regresiones, con menor longitud o asimetrías, aunque algunos ejemplares mantienen cornamentas imponentes hasta el final de su vida. Las rosetas se inclinan mucho más, incluso hacia abajo. El pelaje de invierno es muy denso y tarda mucho en cambiar. El color de la cara se vuelve aún más claro, acentuando el tono grisáceo. En la mandíbula, el desgaste de los molares es evidente: los dientes están más planos y las coronas dentales se reducen. Esto, junto al aspecto físico general y el comportamiento extremadamente precavido, ayuda a identificar a los corzos de edad avanzada.
Fuente: Asociación del Corzo Español
Identificar la edad de un corzo no es una ciencia exacta, pero con la observación de varios factores en conjunto —como el comportamiento, el desarrollo de la cuerna, la inclinación de las rosetas, la coloración del pelaje y, sobre todo, la dentición— es posible estimar con bastante precisión en qué etapa de vida se encuentra.
Autor: María Balletbó