El peligro de las especies invasoras
Las especies invasoras son una de las causas principales de pérdida de biodiversidad en el planeta. Estos animales proceden de distintos países o continentes, y son introducidos en los ecosistemas de forma accidental, intencional o artificial. Con el paso del tiempo, acaban por desplazar o extinguir a las especies propiamente autóctonas.
El catálogo español de invasoras está actualmente compuesto por 205 especies, entre las que se incluyen hongos, algas, flora, invertebrados no artrópodos, artrópodos no crustáceos, crustáceos, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos.
¿Por qué son una amenaza?
Este tipo de ejemplares puede causar graves daños en la biodiversidad debido a su forma de actuar en los territorios que se introducen. De esta forma, muchas especies autóctonas entran en peligro de extinción, ya que no pueden competir con las invasoras al no haber crecido junto a estas. Además, según el Fondo Mundial para la Naturaleza, este problema supone a la Unión Europea una inversión de 12.500 millones de euros al año.
Una de las principales amenazas que se les atribuye son su actuación como depredadores, alteración del hábitat, hibridación con especies nativas e introducción de nuevos parásitos y enfermedades.
Cómo controlar a las especies invasoras
Debes informarte antes de adquirir un animal, ya que muchos de ellos necesitan cuidados diferentes a lo que puedes imaginar, crecer más de la cuenta o tener un origen perjudicial para nuestra biodiversidad.
No abandones animales, y menos, en espacios naturales, es realmente un gran problema para los ecosistemas. Un claro ejemplo es la tortuga de Florida, la gente cuando se cansa de ella o se les ha hecho muy grande, la suelta en embalses o ríos. Esta especie se ha adaptado muy bien a nuestra biodiversidad, se come la comida de las razas autóctonas o los huevos y renacuajos.
No adquieras especies foráneas, si te vas de viaje no traigas plantas, semillas o animales de recuerdo. El plumero de la Pampa es una de esas plantas invasoras que se reproduce a una velocidad inusitada y a larga distancia. Era habitual encontrarla adornando las autopistas y ha terminado convirtiéndose en una auténtica plaga. Desplaza a las especies autóctonas y disminuye la calidad de los pastos para el ganado, además de incrementar las alergias en los humanos y aumentar el riesgo de incendio allá donde se encuentra.
Cinco especies invasoras en España
Mejillón cebra
El mejillón cebra fue detectado en la Península Ibérica en 2001, concretamente en el Bajo Ebro y es considerada una de las plagas más dañinas a nivel mundial. Es un bivalvo originario del mar Caspio y Negro, muy similar al mejillón marino, pero con unas franjas blancas y negras que le dan nombre.
Tiene una gran capacidad de reproducción y de dispersión y se adapta muy bien a todo tipo de situaciones, esto lo hace muy difícil de controlar. Crea colonias de grandes densidades, provocando daños económicos y ecológicos graves. Obstruye tuberías y redes de paso de agua y produce daños en embarcaciones al introducirse en sus conductos. Ecológicamente hablando, desplaza comunidades de peces y otros bivalvos, empobrece el sistema fluvial y compite por el fitoplancton.
Mapache
Todo empezó a principios de los 2000 en Madrid, algunos residentes de Rivas Vaciamadrid decidieron importar de Norteamérica ejemplares para intentar domesticarlos y adquirirlos como animales de compañía. Esto salió mal, no sabemos si por abandono o por fuga del animal, ya que se encontraron sus huellas en el Parque Regional Sureste de Madrid. En 2018, sólo en la Comunidad se capturaron 814 ejemplares y al no tener depredadores directos, pueden causar un daño irreparable a los ecosistemas. De hecho, eso es lo que están haciendo desde hace años en aquellos lugares donde empiezan a expandirse, como Madrid, Castilla La Mancha, Galicia, La Comunidad Valenciana, País Vasco, Andalucía (cerca de Doñana) e incluso en Mallorca, en las islas Baleares.
Los mapaches pueden transmitir la rabia, moquillo, toxoplasmosis o tuberculosis a personas, ganado y mascotas. Además tienen un carácter muy agresivo y son de hábitos nocturnos, hecho que complica su control poblacional. Es capaz de desplazar, consumir y, en algunos casos, comprometer la conservación de numerosos grupos taxonómicos. A pesar de ser omnívoro, se le considera un potencial cazador de pequeños y medianos mamíferos y aves y depredador de nidos, por lo que tiene un importante impacto sobre muchas especies, entre las que se incluyen las cinegéticas, como la perdiz roja.
Cotorra argentina
Es un claro ejemplo de que el abandono animal puede causar grandes estragos, ya que la cotorra argentina ha proliferado gracias a su suelta. España, por sus condiciones climáticas, es un sitio propicio y favorable para su reproducción. Solamente en el país hay más de 20.000 ejemplares, cerca del 85% de la población de cotorras argentinas de Europa.
Es una ave que daña especialmente los cultivos de peras, membrillos, tomates y especies vegetales de jardín o huertos caseros, como las higueras o las fresas. Las especies exóticas, como la cotorra argentina, se convierten en un peligro acechante para la flora y fauna local. Consumen los mismos recursos que los animales autóctonos, llegando a disminuir considerablemente la existencia de otras aves por falta de alimento o cambios en su hábitat. Un nido de cotorra argentina puede llegar a pesar hasta 200 kilos, el peligro de que uno de ellos se desprenda y caiga es demasiado grave como para no actuar. Las autoridades sanitarias aseguran que los nidos y excrementos de la Cotorra Argentina son un riesgo para la salud en general y la higiene ambiental.
Siluro
El siluro es una especie introducida por el ser humano, que se ha hecho con la red fluvial española. Fue liberada en el embalse de Mequinenza en 1974, por parte de un biólogo alemán, que pasó la aduana sin problemas con 32 alevines de esta especie, justificando que eran para utilizarlos de cebo para pescar lucios. Es cierto que el siluro ha conseguido atraer a miles de personas cada año en busca de su pesca, ya que se han conseguido atrapar ejemplares de más de 100 kilos, que resultan muy atractivos para pescadores de todo el mundo.
A pesar del valor económico, las especies invasoras en la cuenca del río Ebro, como por ejemplo también el cangrejo americano, han conseguido desplazar a las autóctonas. Esto ha sido hasta tal punto, que es complicado encontrarse con barbos y madrillas, pero es fácil ver carpas americanas o peces gato.
Serpiente del maíz
La culebra del maíz es una especie exótica invasora que es comercializada como animal de compañía; de hecho, es el colúbrido adquirido como mascota más popular a nivel mundial. También puede introducirse accidentalmente en containers provenientes principalmente de América (de dónde es originaria). Se le llama serpiente del maíz por el patrón que se dibuja en la parte del vientre que recuerda al de una mazorca de maíz ancestral. Es una serpiente solitaria y no vive en hoyos sino en la planicie, y los campos.
Resulta una gran amenaza para pequeños mamíferos, insectos, aves o pequeños reptiles, que son la base de su dieta. Además es portadora de numerosas plagas que pueden afectar a la fauna nativa.
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Autor: María Balletbó